sábado, 18 de febrero de 2012

EL DOLOR QUE TOCAN LAS MANOS AJENAS




En este dibujo expreso el dolor por la perdida de algo que marco mi ser para siempre, y las manos ajenas secaban mi llanto; pero no podian cmpartir mi dolor, porque las penas son personales y por más que nuestros amigos nos quieran, no podran sentir una sola pizca de lo que nuestra alma y nuestro cuerpo sienten. Mi tormenta era mayúscula, mi ser demasiado sensible, mi esencia se desgarraba, mi conciencia pedía auxilio y corría angustiada dentro de mí. En un momento había perdido lo que para mí tenía la mayor importancia de mi vida, y fue así, como llevada por la angustia y el dolor, mi cerebro se vio obligado a plasmar su trance en el primer papel que se encontró en el camino, para poder seguir respirando mientras llegaba el olvido o la resignación.
Realizado por Rakel Rengifo Rengifo (Bogota colombia)



jueves, 16 de febrero de 2012

La dama del espejo

Me miro en el espejo y no alcanzo a distinguir
quién es esa mujer que se parece a mí,
pero que no soy yo
¿Quién podrá ser?
Y le pregunto:
¿Quién te robó la esencia mujer?
¿Quién opacó tu brillo?
¿Qué mano te tocó?
¿Qué mano marchitó tu piel?
Ella calla. Sólo me mira
con esa mirada que tiene,
cansada de mirar la vida.

Me miro en el espejo
y siempre me persigue
esa misma mujer que se parece a mí
¿Quien podrá ser ?
Y le pregunto:
¿Quién te mandó a seguirme mujer?.
No fastidies mis días.
Me pareces letal
y muerta en vida;
hasta te ves vacía.
De repente esa mujer abre sus ojos y me grita:
¿Quién me mandó a seguirte mujer?
Fue la mano del tiempo,
no me eches ya de ti.
¿A dónde puedo ir, si yo soy tú?

Mentirosa.  ¿Por qué mientes?
Si yo sigo tan fresca,
tan bella, tan hermosa,
tan lozana como siempre;
y yo jamás voy a ser tú

Mas, sin embargo,
¿Quién es esa mujer
que se parece a mí?
Pero que no soy yo.
Jamás yo podré ser,
el ser enmohecido que se refleja en ti,
espejo mentiroso.

Esta canción es escrita por Rakel Rengifo





martes, 14 de febrero de 2012

QUE ALGUIEN ME ENCUENTRE




Ayer yo me busqué,
pero no me encontré,
y en mi lugar estaba
una mujer callada,
una mujer que no reía,
una mujer que no lloraba,
una mujer que no amaba.
Y quise preguntarle yo por mí,
pero no fui capaz,
no me atreví,
por su mirada vacía,
perdida en el tiempo y la distancia.


Entonces recordé
que alguna vez fui cuerpo
y le busqué.
En vez de cuerpo
encontré un esqueleto,
y una voz que me gritaba,
hace mil años que te has muerto.


Que alguien me cuente
cómo fue que yo morí.
Que alguien me cuente
cómo fue que fallecí,
que de repente me he buscado
y ya no estoy.
¿A dónde he ido?
¿A dónde he ido?
¿A dónde he ido?
Que nadie escucha mi voz,
ni porque sufro
el grito de mi corazón,
y en el silencio me he perdido.


Si alguien me quiere,
por favor que venga a mí.
Que alguien me encuentre,
hace mil años me perdí.
Pero los muertos de hace mil años
ya no están,
ni yo estoy viva.