martes, 24 de abril de 2012

ALMA MUERTA

Desvisto afanosamente,
mi alma en el presente;
quito sus harapos,
la alimento con un poco de ternura,
y duerme;
no hago ruido,
no sea que despierte.

Escudriño con mis ojos sus entrañas;
Y aunque sigue siendo mi alma,
Para mi es una extraña.
Se ve raída cadavérica y sin vida;
No tienen colores sus mejillas;
Su cuerpo está cubierto por heridas;
La tristeza ha remplazado,
La alegría de otros días.

Y yo le digo:
Respóndeme alma perdida,
¿ es cierto que tú eres el alma mía¿?;
Y esa alma triste y desvalida
Se incorpora un poco
Y me restriega en el rostro sus heridas.

Entonces percibo,
De su esencia la fragancia;
Y reconozco en esa alma casi muerta,
Destellos de la fragancia,
De la esencia del alma mía.

Al tomarla en mis brazos,
Descubro en el fondo de una herida,
Como una mariposa policromada,
Llena de colores y de alegría;
Tu amor, tu pasión,
Que aun en mi alma muerta,
Todavía siguen con vida.

Si eso no es amor,
Dime tú mariposa amiga pérdida;
¿acaso llamas amor,
A la pasión que te quema, se apaga,
Y que dura solo unos días;
O a este calor que arropa,
Y que ha durado,
Más de una vida


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